La expansión de la epidemia del coronavirus
a nivel planetario ha obligado a algunos pensadores reconocidos a salir del ámbito
académico y a protagonizar debates para el gran público a través de artículos periodísticos.
En los enlaces que se ofrecen a continuación, están contenidas sintéticamente las
opiniones de dos importantes filósofos contemporáneos: el surcoreano Byung-Chul
Han y el esloveno Slavoj Zizek. La tarea que tienen que realizar ustedes es:
1) Explicar con claridad cuál es la posición
de estos dos filósofos, respecto a las consecuencias que puede acarrear la
pandemia. (Texto 1 y 2)
2) En que disciplina filosófica puedes
vincularla y por qué.
3) Tomar partido por uno de los dos
pensadores y fundamentar su elección.
4) Explicar la diferencia entre
pensamiento crítico y pensamiento dogmático a partir del texto nro 3.
Texto 1
Zizek sobre
el coronavirus: Un golpe letal al capitalismo para reinventar la sociedad.
El popular filósofo Slavoj Zizek, uno de los más ardientes críticos del
sistema capitalista y de las "ideologías" sobre las que se apuntala,
ha escrito una columna sobre el coronavirus para el sitio Russia Today, buena
parte de la cual ha sido traducida en este artículo en Medium. Zizek apunta a
que el coronavirus ha destapado la realidad insostenible de otro virus que
infecta a la sociedad: el capitalismo. Mientras que muchas personas mueren, la
gran preocupación de los estadistas y empresarios es el golpe a la economía, la
recesión, la falta de crecimiento del producto interno bruto y cosas por el
estilo. Este colapso económico se debe a que la economía está basada
fundamentalmente en el consumo y en la persecución de valores propugnados por
la visión capitalista, como la riqueza material. Pero esto no tendría que ser
así, no tendría que haber una tiranía del mercado. Zizek sugiere que el
coronavirus presenta también la oportunidad de tomar conciencia de los otros
virus que se esparcen por la sociedad desde hace mucho tiempo y de reinventar
la misma: La actual expansión de la epidemia de coronavirus ha detonado las
epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades:
noticias falsas, teorías conspirativas paranoicas y explosiones de racismo.
La bien fundamentada necesidad médica de establecer cuarentenas hizo eco
en las presiones ideológicas para establecer límites claros y mantener en
cuarentena a los enemigos que representan una amenaza a nuestra identidad. Pero
tal vez otro –y más beneficioso– virus ideológico se expandirá y tal vez nos
infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá
de la nación-Estado, una sociedad que se actualice como solidaridad global y
cooperación.
Zizek considera que se puede comparar lo que está sucediendo con un
famoso golpe asesino de la película Kill Bill, conocido como "técnica del
corazón explosivo", con el que la persona que lo recibe aún puede seguir
sus actividades por un tiempo, beber una copa de vino, tener una conversación,
etc., aunque pronto inevitablemente su corazón explotará y morirá: "Mi
modesta opinión sobre la realidad es mucho más radical: la epidemia de
coronavirus es una forma especial de ‘técnica del corazón explosivo’ en el
sistema global capitalista, un síntoma de que no podemos seguir en el camino
que hemos seguido hasta ahora, se necesita ese cambio". Pero quizá de este aislamiento surgirán nuevos valores y se
reafirmará la importancia de la comunidad, la convivencia y la intimidad. Lo
que es indudable es que es un tiempo de reflexión, un tiempo en el que hay
menos ruido y por lo tanto, la posibilidad de mayor claridad.
Texto 2
Byung-Chul
Han: “Žižek se equivoca. El virus no vencerá al capitalismo”
El filósofo surcoreano publicó una columna en la que refuta al pensador
esloveno y su teoría de que el coronavirus es un golpe mortal ala sistema
económico.
Nacido en Seúl en 1959 y residente en Berlín hace 35
años, el autor de La sociedad del cansancio publicó una columna sobre la crisis
sanitaria en el diario El País. Titulada La emergencia viral y el mundo del
mañana, en ella el filósofo contrasta las medidas adoptadas y los resultados
dispares obtenidos en Asia y Europa.
Profesor en la Universidad de Artes de Berlín,
Byung-Chul Han habla de la ventaja de los ciudadanos asiáticos ante la
epidemia. Por tradición cultural, dice, ellos son más propensos a obedecer y
confían en el Estado, a diferencia de los europeos.
Del mismo modo, subraya la forma en
que China pero también Taiwán y Corea, utilizan las datos digitales de los
ciudadanos. “Sobre todo, para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan
fuertemente por la vigilancia digital. Sospechan que en el big data podría
encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia”, señala. Así, en
la batalla contra el virus se encuentran científicos y especialistas en
informática y macrodatos.
“Žižek afirma que el virus ha
asestado al capitalismo un golpe mortal, y evoca un oscuro comunismo. Cree
incluso que el virus podría hacer caer el régimen chino. Žižek se equivoca.
Nada de eso sucederá”, afirma.
Según Byung-Chul Han, el virus no
conmoverá a China, en todo caso China podría exportar su modelo de control
policial basado en la vigilancia digital y que le ha permitido manejar
exitosamente la crisis. “Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con
más pujanza”, dice.
Europa está fracasando. Las cifras
de infectados aumentan exponencialmente. Parece que Europa no puede controlar la pandemia. En Italia mueren a diario cientos de personas. Quitan los respiradores a los pacientes ancianos para ayudar a los
jóvenes. En comparación con Europa,
¿qué ventajas ofrece el sistema de Asia que resulten eficientes para combatir
la pandemia? Estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán o
Singapur tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición
cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que
en Europa. También confían más en el Estado. Y no solo en China, sino también
en Corea o en Japón la vida cotidiana está organizada mucho más estrictamente
que en Europa. Sobre todo, para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan
fuertemente por la vigilancia digital. En China hay 200 millones de cámaras
de vigilancia, muchas de ellas provistas de una técnica muy eficiente de
reconocimiento facial. Captan incluso los lunares en el rostro. No es posible
escapar de la cámara de vigilancia. Estas cámaras dotadas de inteligencia
artificial pueden observar y evaluar a todo ciudadano en los espacios públicos,
en las tiendas, en las calles, en las estaciones y en los aeropuertos. Toda la
infraestructura para la vigilancia digital ha resultado ser ahora sumamente
eficaz para contener la epidemia. Cuando alguien sale de la estación de Pekín
es captado automáticamente por una cámara que mide su temperatura corporal. Si
la temperatura es preocupante todas las personas que iban sentadas en el mismo
vagón reciben una notificación en sus teléfonos móviles. No en vano el sistema
sabe quién iba sentado dónde en el tren. Las redes sociales cuentan que incluso
se están usando drones para controlar las cuarentenas. Si uno rompe
clandestinamente la cuarentena un dron se dirige volando a él y le ordena
regresar a su vivienda. Quizá incluso le imprima una multa y se la deje caer
volando, quién sabe. Una situación que para los europeos sería imposible, pero
a la que, por lo visto, no se ofrece resistencia en China.
Pese al pánico el sistema financiero global, el coronavirus no
logrará derribar al modelo económico, opina. “El virus no vencerá al
capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz
de hacer la revolución”, afirma. Consecuentemente,
rebate la teoría de Žižek de que el COVID-19 esparcirá un virus ideológico que
hará nacer una sociedad alternativa. “El virus nos aísla e individualiza. No
genera ningún sentimiento colectivo fuerte (…). La solidaridad consistente en
guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una
sociedad distinta, más pacífica, más justa. No podemos dejar la revolución en
manos del virus”, asevera. Quienes tenemos que repensar y restringir
radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y
destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y
nuestro bello planeta”, concluye.
Texto 3.